El Gobierno y el FMI acuerdan recalibrar el acuerdo por el impacto de la guerra de Ucrania

El Fondo informó que el gobierno de Alberto Fernández aceptó adelantar la primera revisión del programa económico, prevista originalmente para julio, por el efecto de la invasión rusa en los costos como el del gas. El organismo pretende que, pese a todo, se cumpla con la reducción del déficit fiscal.

El directorio del Fondo Monetario Internacional (FMI), donde están representados todos los países miembros pero donde pesan más las potencias, aprobó este viernes el acuerdo con la Argentina, pero llamó a recalibrarlo porque sus números fueron elaborados antes de que la guerra de Ucrania trastocara toda la economía y la inflación en el mundo y encareciera costos como el de la importación del gas. El FMI informó que el gobierno de Alberto Fernández aceptó adelantar la primera revisión del programa económico, prevista originalmente para julio próximo, a fines de reformarlo por el impacto de la invasión rusa y con el objetivo de cumplir las metas de reducción del déficit fiscal. Es decir, si no se pueden recortar los subsidios al gas por el encarecimiento del combustible, no sería descabellado que sobrevengan presiones para recortar otros gastos o subir la carga tributaria.

La directora gerenta del FMI, Kristalina Georgieva, advirtió también en forma implícita sobre las divisiones internas en el Frente de Todos: “Un fuerte consenso político y social es clave para sostener la implementación de la agenda de reformas, incluso a mediano plazo, lo cual es esencial para abordar las vulnerabilidades de larga data del país”. Además, se refirió al impacto del conflicto bélico: “Los riesgos para el programa son excepcionalmente altos y los efectos secundarios de la guerra en Ucrania ya se están materializando. En este contexto, la recalibración temprana del programa, incluida la identificación y adopción de medidas apropiadas, según sea necesario, será fundamental para lograr los objetivos del programa”.

En el comunicado del Fondo, se citan varias exigencias de los directores. Los que más pesan son los de Estados Unidos, Japón, China, Alemania, Reino Unido y Francia. “Los directores acordaron que el programa está sujeto a riesgos excepcionalmente altos. Reconocieron la vulnerabilidad de Argentina a los choques externos y las dificultades de implementación dada la compleja situación social y política. Al señalar que los efectos secundarios de la guerra en Ucrania se están materializando, los directores recibieron con beneplácito el acuerdo de las autoridades de adelantar la primera revisión del programa y las instaron a recalibrar las políticas, según sea necesario, para asegurar los objetivos fiscales y contener los efectos inflacionarios de segunda ronda de aumento de los precios de las materias primas”, informó el organismo.

“Los directores pidieron mejoras en la estructura del gasto, incluida la reducción de los subsidios energéticos costosos y no focalizados, al mismo tiempo que se expande el gasto en infraestructura”, citó el Fondo. También reclamaron tasas de interés positivas (más elevadas que la inflación) y tipo de cambio competitivo, es decir, que el peso se devalúe en sintonía con los precios y las monedas de los países con los que comercia la Argentina, como Estados Unidos, China, Brasil y la Unión Europea.

“Los directores destacaron la necesidad de fortalecer el clima de inversión eliminando gradualmente las distorsiones económicas y brindando un marco regulatorio más predecible, incluso en sectores estratégicos”, advirtió el FMI. “También pidieron mejorar la gobernanza, incluso impulsando la eficiencia y la transparencia del gasto público y reforzando el régimen contra el lavado de dinero.”

Sólo en un párrafo aparecieron diferencias entre los directores, al señalarse que algunos de ellos reclamaron que la Argentina emprenda las reformas estructurales que Fernández se jacta de haber evitado, como la laboral. “Los directores coincidieron en que, más allá del período del programa (2022-2024), se requerirán más esfuerzos para cimentar la estabilidad y abordar los desafíos estructurales de larga data. En particular, acordaron que, en el mediano plazo, Argentina deberá fortalecer aún más la sostenibilidad de la deuda, reforzar el balance del banco central y su marco de gobernanza, y abordar las barreras regulatorias a la productividad, la inversión y el empleo formal. Algunos directores hicieron un llamado a las autoridades para incorporar algunas de estas reformas en el programa actual para aumentar su credibilidad.”

Por último, “los directores señalaron que la elevada exposición a Argentina durante un período prolongado crea importantes riesgos financieros y de reputación para el Fondo”, admitió el organismo. Es que la Argentina, que en 2018 recibió el mayor préstamo que el Fondo ha dado en su historia, ahora está otorgando otro del mismo tamaño, unos US$ 45.000 millones, para abonar el que contrajo Mauricio Macri y reforzar las reservas del Banco Central. Y a cambio de los créditos, el Fondo siempre exige un plan económico, que en este caso será revisado antes de tiempo.