La industria argentina, sinónimo de soberanía y crecimiento

En Argentina, el 2 de septiembre se celebra el día de la Industria desde 1941. La fecha recuerda un día como hoy, pero de 1587, cuando se produjo la primera exportación de productos del país. En la actualidad, sirve para recordar a la industria como sinónimo de soberanía y crecimiento. Ahora bien, ¿qué pasa hoy con el sector en medio de una economía en crisis?

Un poco de historia

Todos los 2 de septiembre es el día de la Industria, en homenaje al día en que zarpó del puerto de Buenos Aires el primer embarque de exportación con productos locales. En 1587, partió del fondeadero del Riachuelo rumbo a Brasil la carabela San Antonio al mando de Antonio Pereyra, con varios tejidos y sacos de harinas, producidos en Santiago del Estero.

La carga venía de Tucumán, que en ese momento pertenecía al Virreinato del Perú. El Virreinato del Río de la Plata recién nacería casi 200 años después, en 1776. El primer obispo de Córdoba del Tucumán, Fray Francisco de Victoria, fue quien despachó el cargamento, que en sus bolsas tenía escondidos varios kilos de barras de plata de Potosí, en la actual Bolivia.

El gobernador tucumano Juan Ramírez de Velasco denunció este hecho, ya que la exportación de ese bien estaba prohibida por la Real Cédula. Entonces, la “primera exportación argentina” se trató de un episodio de contrabando y comercio ilegal. Además, fue una exportación de una colonia a otra, cuyas coronas española y portuguesa estaban unidas bajo el rey Felipe II, el Prudente.

El obispo portugués Francisco de Vitoria había servido a un mercader en la provincia de Charcas, hoy Bolivia, donde formó relaciones comerciales con importantes miembros del virreinato, lo que le concedió un permiso para importar esclavos al Río de la Plata. Con esto, se convirtió en pionero de ese tráfico, ya que en ese entonces no había pasado ni un solo esclavo por el puerto de Buenos Aires.

Los miembros de la Audiencia, que apoyaban y negociaban con el Fray, no le prestaban atención a las denuncias del gobernador Ramírez de Velasco, quien tuvo que acudir al rey Felipe. De esa manera, la carabela San Antonio regresó de Brasil con 120 esclavos a bordo, que irían a parar a las minas de Potosí.

Lo que el Fray no tuvo en cuenta fue el abordaje del pirata inglés Thomas Cavendish, quien le restó importancia la presencia del obispo a bordo y robó toda su mercadería y la mitad de los esclavos. Tras el hecho, Francisco de Victoria fue separado de su diócesis.

El desarrollo industrial tardaría algunos siglos en llegar a la Argentina. Ese progreso llegó recién a fines del 1700, cuando arribaron las primeras manufacturas inglesas a Buenos Aires.

Datos sobre la industria hoy

Argentina es uno de los países más grandes del mundo en territorio y un histórico productor de alimentos, que en los últimos 20 años ha estado alternando períodos de crecimiento con fuertes crisis que afectaron a su economía.

Debido a sus extensas y fértiles planicies centrales, conocidas como “la Pampa húmeda”, Argentina ha sido un histórico productor de alimentos, entre ellos soja, maíz, trigo, girasol y cebada, así como también carne y productos lácteos.

Existen también numerosas explotaciones mineras en el país, que producen mayormente zinc, hierro, cobre, uranio y otro, entre otros. También hay yacimientos de petróleo y gas natural.

Además de los alimentos y materias primas, Argentina cuenta con un importante y diversificado sector industrial, aunque algunos sectores dependen actualmente de medidas proteccionistas para subsistir. Entre sus principales productos figuran alimentos procesados, vehículos, bienes de consumo, textiles, químicos y acero, entre otros.

La industria local es una importante fuente de trabajo en el país (28,6% del total de la fuerza laboral), aunque los servicios lideran en empleo (66,1%). El sector agrario emplea al 5,3% del total. El desempleo se ubicaba en 6,9% en el primer trimestre de 2023, según el Instituto Nacional de Estadística y Censo (Indec).

Ahora bien, la industria volvió a crecer en abril y acumula en los primeros cuatro meses del año un alza de 2,5% respecto a igual período de 2022, la suba más alta de los últimos cinco años. Según datos del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INDEC), la producción industrial creció en abril un 1,7% respecto a igual mes de 2022 y un 1,2% en relación a marzo de este año.

El índice de producción industrial manufacturero (IPI manufacturero) que elabora el INDEC muestra que la industria creció 1,7% en abril respecto al mismo mes de 2022 y alcanzó el mayor nivel de producción para un abril desde al menos 2016 (inicio de la serie). Los sectores que más contribuyeron a este crecimiento fueron: industrias metálicas básicas, con un crecimiento del 36,3% respecto a igual mes de 2022 (+2 p.p. de incidencia positiva); refinación de petróleo, que creció un 11% en relación con igual mes de 2022 (+0,4 p.p. de incidencia positiva); otros equipos, aparatos e instrumentos, con una expansión del 13,1% contra abril de 2022 (+0,4 p.p. de incidencia positiva); y automotriz, con un crecimiento del 4,7% con respecto a abril de 2022 (+0,2 p.p. de incidencia positiva).

Sin embargo, la utilización de la capacidad instalada en la industria en comparación con el año pasado fue del 68,6% en junio, según informó Indec. De esta forma, el uso de la capacidad fabril en junio se ubicó por debajo del 69,5% de igual mes de 2022 y por encima del 67,8% registrado en mayo pasado.

La baja de nueve décimas registrada en el uso de la capacidad instalada de la industria respecto a igual mes de 2022 tuvo su correlato en el nivel de actividad fabril, que en junio retrocedió 2,3% interanual, a pesar de lo cual el acumulado del primer semestre siguió siendo positivo, con un alza de 1,3%.

En junio de este año, respecto al mismo mes de 2022, la principal incidencia negativa se observó en las industrias metálicas básicas con un nivel de utilización de la capacidad instalada de 81%, inferior al 87,2% de similar período.

Según datos de la Cámara Argentina del Acero, la producción de acero crudo presentó una caída interanual de 8,8% en el sexto mes del corriente año.

Al explicar la merma registrada en junio, la entidad empresaria dijo que obedeció a medidas de fuerza por conflictos gremiales que motivaron paradas de plantas y a una menor demanda por parte de los sectores de la construcción y de fabricación de maquinaria agrícola.

A pesar de ubicarse también por encima de la media general, los productos minerales no metálicos registraron un nivel de utilización de la capacidad instalada de 74,4%, por debajo del 82,7% de junio de 2022, a causa de una menor producción de cemento, ladrillos huecos, placas de yeso y pisos y revestimientos cerámicos.

Otro sector que tuvo una sensible retracción en el uso de su capacidad fue el de la producción de Alimenticios y Bebidas, que exhibió en junio un nivel de utilización del 64,2%, por debajo del 65,4% del año anterior.

En este último caso fue determinante los efectos de la sequía, lo que impactó en una menor molienda de oleaginosas.

Industria, crisis y evolución

En la historia de Argentina, las gestiones económicas de los sucesivos gobiernos pueden catalogarse considerando el tratamiento que le dieron a la industria, sector central del desarrollo de un país, a la hora de hablar de soberanía y crecimiento.

También es ampliamente aceptado que la industria es un sector dinamizador, al promover el crecimiento de actividades conexas, de la economía del conocimiento y de la innovación.

Son varios los empresarios industriales que enfrentan dificultades para obtener las autorizaciones para importar los insumos requeridos en los procesos productivos. Se plantea, con buen criterio, que las restricciones impuestas a través del Sistema de Importaciones de la República Argentina (SIRA) son una amenaza para el crecimiento económico en general y el industrial en particular.

Sin embargo, en lo que va del año la industria nacional no da muestras inequívocas de desaceleración. El dato más reciente (marzo de 2023) muestra un crecimiento del 3,4% interanual en la serie original del IPI manufacturero, acumulando en los primeros 3 meses de 2023 una expansión del 2,6% respecto de igual período de 2022. Son datos relevantes, ya que en la comparación no intervienen períodos de aislamiento estricto por la pandemia por Covid-19.

No existe una definición unánime ni oficial de lo que es una recesión, aunque hay consenso en que se trata de un período de contracción de la actividad económica. Ese lapso suele establecerse en, como mínimo, dos trimestres consecutivos, siguiendo los datos del Indec.

No obstante, cabe discutir si, para que la recesión quede configurada, la caída de la actividad debe alcanzar a la mayoría de los sectores de actividad, o sea ser generalizada. El planteo es pertinente porque, por ejemplo, la industria no se encuentra en un tramo descendente, pese a que, si se compara el primer trimestre de este año con el último del año pasado, el crecimiento es nulo. La construcción, por su parte, creció un 1,3% entre tales períodos. Pero es evidente que el déficit hídrico no solo afecta al sector primario, sino también a ramas de la industria y de los servicios. Como factor explicativo del enfriamiento de la economía, la sequía pareció ponderar más que las restricciones a las importaciones, aunque no son asuntos independientes: menos exportaciones del agro implican menor disponibilidad de divisas para importar.

Cabe recordar que el inicio de la pandemia golpeó los sectores secundarios de la industria y, desde entonces, Argentina lideró los índices de crecimiento de producción industrial. Si tomamos como punto de partida febrero de 2020 (para no comparar con los bajísimos niveles de marzo), nuestro país mostró un crecimiento del 11%, contra un 2,5% de España y caídas del 1,7% y 2,9% de Brasil y Chile, en forma respectiva.

Desde el último cambio de gobierno en 2019, la industria nacional ha tomado un impulso notable. Las restricciones se hicieron más operativas en los últimos meses, de la mano del cepo importador y la extraordinaria sequía. Relajarlas y evitar que la inflación siga golpeando al mercado interno, teniendo en cuenta también la agregación de valor, más allá en los eslabones previos a las actividades extractivas y posteriores a la comercialización, son los principales desafíos de lo que queda de la actual gestión, y posiblemente de la que venga.